Pagos móviles, tendencia en 2014

Estamos seguros de que todos tenemos en casa, en el trabajo o en el grupo de amigos a un “agnóstico” de los pagos móviles. “¿Pagar con el móvil? ¡Qué tontería es esa!”. A todos ellos, que aún subestiman el poder de esta nueva tendencia, ¿acaso no resultó raro comenzar a utilizar un pedazo de plástico con un microchip como método de pago, en lugar de dinero tradicional? Los cambios siempre son difíciles, pero también inevitables. Al igual que las tarjetas de crédito y débito, los pagos móviles no son el sistema perfecto ni definitivo. Pero lo que está claro es que en ellos se encuentra el futuro más inmediato de los pagos.

El 2014 nos dejará ver cómo los pagos móviles van estableciéndose más tanto en el día a día de las empresas como de los clientes. Jacob de Greer, CEO de iZettle, y por lo tanto, más que experto en este asunto, asegura que la revolución en los pagos para este año será totalmente móvil, e involucrará a empresas, gobiernos, bancos y ONGs

La tecnología constituye un elemento democratizador. Dispositivos como los smartphones y las tablets están permitiendo a las empresas innovadoras romper las barreras que les imponía la banca tradicional y abrirse a todo un mundo nuevo de oportunidades”, asegura de Geer, CEO. Si alguien conoce de cerca al dueño de un pequeño negocio, sabrá que la incorporación de un datáfono y los agresivos acuerdos que hay que firmar con los bancos (pagos, comisiones, etc) suponen un gran obstáculo económico. Por esta razón, los dispositivos de pago móvil comenzarán a afianzarse, tarde o temprano, en la práctica empresarial cotidiana, al igual que ya está ocurriendo en otros países.

Entre los alicientes que harán de este método de pago una clara tendencia en el 2014 se encuentra el aumento de la competencia. Si durante el año pasado ya vimos aparecer gran cantidad de empresas proveedoras de pagos a través de móvil, este año supondrá el inicio de muchos otros. A causa de esto, los proveedores deberán esforzarse para diferenciarse claramente de sus competidores, yendo mucho más allá de ofrecer un simple servicio que facilite las transacciones de pago, e incorporando a sus propuestas opciones como la analítica de ventas o los programas de fidelización, e incluso convirtiéndose en una especie de “marca blanca” de otras grandes empresas, en especial entidades bancarias, que muy posible también quieran sumarse a la fiesta y llevarse un trozo de este prometedor mercado.

Por otro lado, las aplicaciones de pagos móviles no sólo beneficiarán a las pequeñas empresas con el ahorro de costos, sino también en la reducción del trabajo contable y administrativo, e incluso les ayudarán a identificar oportunidades de venta haciendo que sea sencillo analizar las tendencias de compra de los clientes.

Las pequeñas empresas son, cada vez más, y debido a la crisis económica, un eslabón importante para las economías nacionales. Los gobiernos, por fin, están admitiendo su importancia facilitando a los emprendedores la apertura de una tienda reduciendo los trámites burocráticos. Por su parte, los bancos, cada vez más presionados, están aumentando sus ayudas a las pymes. Entre sus iniciativas se encuentran las alianzas con nuevas empresas tecnológicas capaces de llevar a cabo esta revolución en los pagos, o incluso empiezan a plantearse copiar o comprar a aquellas compañías que lideran este movimiento innovador.

Otro de los puntos que impulsarán los sistemas de pagos móviles es lo que nos gusta llamar Small data, que no difiere mucho del “Big”, a excepción de que está adaptado a las necesidades y recursos de las pequeñas empresas. Mientras que el Big data ha sido una de las tendencias clave para las grandes empresas en el pasado 2013, el Small data podría serlo este año para las pequeñas empresas. Gracias a ello, las pymes podrán analizar y emplear información relevante que les ayude a identificar oportunidades de negocio y mejorar su planificación.

Sin duda, un teléfono móvil, una aplicación y un pequeño lector de tarjetas ya ofrecen más opciones, información y analítica de lo que aportaban un computador, una caja registradora y un datáfono hace solo dos o tres años. Y, por supuesto, a un costo mucho menor.