Microsoft adquiere el negocio de telefonía de Nokia
Microsoft anunció este martes la adquisición de la división de telefonía móvil de Nokia. La operación no se cerrará hasta el primer trimestre del año que viene y la empresa estadounidense abonará en efectivo unos 5.440 millones de euros.
Un tercio para hacerse las patentes de la compañía finlandesa y el
resto para comprar su división de dispositivos y servicios, que desde
hace dos años y medio fabrica teléfonos Lumia con el sistema operativo
de Microsoft.
"Es un paso valiente hacia el futuro y algo muy positivo para los
empleados, los accionistas y los clientes de ambas empresas. Unir estos
equipos acelerará los beneficios y la cuota de mercado
de nuestra empresa y fortalecerá nuestras oportunidades y las de
nuestros socios", escribió este martes Steve Ballmer, que hace unos días
anuncio su retirada como presidente de Microsoft.
Microsoft no sólo adquirirá la división de telefonía móvil de Nokia. También se quedará con unos 32.000 empleados de la compañía finlandesa.
Incluidos unos 4.700 que trabajan en el país nórdico y 18.300 cuya
labor es fabricar, ensamblar y empaquetar los dispositivos de la empresa
en todo el mundo.
El negocio de telefonía de Nokia facturó el año pasado unos 14.900
millones de euros. Una cifra que supone la mitad de los ingresos
globales de la empresa nórdica, cuyos gestores han apostado por abandonar el negocio que disparó sus ingresos y les otorgó reconocimiento mundial.
Potenciar Windows Phone
Entre los activos que adquiere ahora Microsoft se encuentra la capacidad de seguir desarrollando los teléfonos Lumia,
que según recuerda en su anuncio han ganado varios galardones desde su
salida al mercado y de los cuales había vendido unos siete millones de
unidades en el segundo trimestre de 2013. Pero también adquiere los demás modelos
fabricados por la empresa finlandesa, que vendió unos 53 millones de
teléfonos en el segundo trimestre de este año y ofrece sus servicios a
cientos de millones de clientes en todo el mundo. Un extremo que la
empresa de Ballmer percibe como una posibilidad para potenciar el
alcance de su sistema operativo Windows Phone.
En un guiño a la nacionalidad de muchos de sus nuevos empleados,
Microsoft desveló que construiría en Finlandia un nuevo centro de datos
que dará servicio a sus clientes en toda Europa. Un proyecto en el que
por ahora invertirá unos 250.000 millones de dólares: unos 200.000
millones de euros al cambio actual.
Entre los empleados de Nokia que se incorporarán a la multinacional estadounidense se encuentran Jo Harlow, Juha Putkiranta y Timo Toikkanen.
Pero también su consejero delegado Stephen Elop, cuyo nombre suena con
fuerza en las apuestas para suceder a Steve Ballmer como presidente
ejecutivo de Microsoft.
"Al fortalecer nuestra alianza podemos unir a los mejores
programadores de Microsoft con el mejor diseño y la mejor ingeniería de
producto de Nokia", dijo este martes el propio Elop, que dejará el cargo
y se convertirá en el vicepresidente de la división de productos y
servicios hasta el cierre de la adquisición.
Del papel al móvil
Nokia nació como una fábrica de papel junto a la ciudad finlandesa de
Tampere en 1865. Pero sus propietarios poco a poco fueron
transformándola en un conglomerado que a principios del siglo XX
fabricaba botas de goma y empezaba a penetrar en el negocio de la
electricidad.
La compañía fue una de las primeras en explorar el negocio de la
telefonía móvil. Diseñando primero prototipos desde mediados de los 60 e
inundando luego el mercado a finales de los 90 con terminales como el
exitoso Nokia 3310.
Nokia llegó a tener una formidable cuota de mercado. Pero sus
ingenieros no supieron adaptarse a la llegada de los teléfonos con
acceso a Internet. La irrupción de los ‘smartphones’ minó los ingresos
de la empresa nórdica y llevó a sus responsables a sellar una alianza
con Microsoft en febrero de 2011.
Se podría decir que aquel acuerdo fue el preludio de la operación
anunciada este martes por la multinacional estadounidense, cuyos
responsables no vislumbraron tendencias como el auge del libro
electrónico, el triunfo de Google o el estallido de las redes sociales
que fueron minando sus ingresos y arrinconándolo en el paisaje digital.
El objetivo de Microsoft es recrear la cuota de mercado que llegó a
tener en los ordenadores personales en dispositivos como las tabletas o
los teléfonos móviles. Una meta que se antoja difícil por el dominio de Apple y los dispositivos con Android y que la compra de Nokia podría ayudarle a lograr.
La operación está sujeta a la aprobación de los accionistas de Nokia y
al visto bueno del regulador. Pero la intención de los responsables de
ambas empresas es cerrarlo en el primer trimestre del año que viene.
Justo antes de que se haga efectivo el adiós de Steve Ballmer como
presidente de Microsoft.