Facebook compra Oculus

Probando las Oculus. / EL PAÍS
Mark Zuckerberg sigue con la chequera abierta.
Tras la adqusición no hace ni mes y medio del servicio de mensajería instantánea WhatsApp por 19.000 millones de dólares, el patrón de Facebook suma a la lista de la compra Oculus VR. En este caso paga 2.000 millones de dólares (1.450 millones de euros) para hacerse con el control de esta compañía que desarrolla gafas de realidad virtual para videojuegos. Puede ser un capricho, pero en su mente lo ve como una herramienta que en el futuro será esencial para comunicarse.

En el pasado congreso del móvil en Barcelona, el fundador y consejero delegado de Facebook dijo que se iba a tomar un buen respiro antes de realizar otra gran compra. Fue una verdad a medias. Comparando precios, la de Oculus es pequeña frente a la de WhatsApp. Sin embargo, es casi el doble de lo que hace dos años desembolsó por Instagram. Le ayuda a financiar estas adquisiciones que el precio de la acción de Facebook esté cambiándose en el Nasdaq a casi 70 dólares (50,7 euros).

De hecho, de acuerdo con los términos publicados de la operación, del total paga 400 millones de dólares (290 millones de euros) en efectivo. El resto es en acciones, en concreto 23,1 millones de títulos. Después, en la conferencia con analistas para explicar los méritos de la operación, volvió a decir que no espera volver a tener que firmar cheques tan grandes. Su justificación es que no hay verdaderamente más candidatos que sean interesantes para comprar o que puedan suponer una amenaza para su plataforma.

Como en el caso de WhatsApp, con esta maniobra trata de proteger de nuevo su patio. Oculus, según la lógica de Zuckerberg, tiene el potencial para convertirse en una herramienta que permita a la gente comunicarse. Es evidente que Zuckerberg quiere que Facebook sea algo más que una red social. Si se cumple su visión, la compra de Oculus podría ser la más relevante de las anunciadas hasta ahora porque va más allá de la interacción con la pantalla táctil de un móvil o una tableta.

Las gafas de Oculus son más sofisticadas que la Glass de Google. Cuenta con aplicaciones y un interfaz gráfico que permiten al usuario teletransportarse virtualmente a lugares remotos e interactuar en los videojuegos. Como dice Zuckerberg, "es como estar allí". Pero las Oculus no están pensadas para ser llevadas siempre (pesan 450 gramos casi), y las Glass, sí.

"La historia de nuestra industria es que cada 10 o 15 años hay una nueva gran plataforma de computación, ya sea el PC, la Web o el móvil", dijo el cofundador de Facebook y director ejecutivo, Mark Zuckerberg , en una conferencia telefónica con analistas y medios de comunicación para discutir la adquisición.

"Estamos haciendo una apuesta a largo plazo cuando la realidad inmersiva, virtual y aumentada se convertirá en una parte de la vida cotidiana de las personas", dijo Zuckerberg, que señaló que el uso de las gafas Oculus es "diferente a cualquier cosa que he experimentado en mi vida".

El fundador de Facebook, desechó que su empresa se vaya a convertir en una compañía de hardware; tampoco tiene la intención de tratar de obtener un beneficio de las ventas de los dispositivos. Zuckerberg aclaró que el software y los servicios de Facebook continuarían siendo los negocios fundamentales de la empresa, lo que podría generar ingresos en dispositivos como Oculus a través de la publicidad de bienes virtuales.

Oculus operará como una compañía independiente, aunque Zuckerberg hizo hincapié en que los planes de Facebook para Oculus es extenderse mucho más allá de los juegos. "Imagínese disfrutando de un partido desde un asiento de la pista o en un aula de estudiantes y profesores de todo el mundo o consultar con un médico cara a cara  con sólo ponerse las gafas en su casa".

Además de los fabricantes de juegos, Oculus ha cosechado un cierto interés de los desarrolladores para crear aplicaciones en áreas como la arquitectura, los automóviles , la comercialización y la educación, ha dicho la compañía.

Fuente: las propias empresas. / EL PAÍS