Jeff Bezos: 20 años de innovación con Amazon
En 1994, Jeff Bezos era visto como la promesa de Wall Street. Era el vicepresidente más joven del banco de inversión DE Shaw & Co. (sólo tenía 30 años). Su salario se calculaba con seis ceros, y tenía frente a sí un camino pavimentado hacia la cima del mundo financiero. Sin embargo, Jeff tenía otros planes.
Ese mismo año dejó el mundo bursátil. Se enfiló hacia el sueño que tenía desde niño: crear un comercio minorista de productos electrónicos y de libros. Así fue que empezó con su propio negocio en la incipiente world wide web. El movimiento fue temerario y soñador: dejarlo todo para ir en busca de su idea. El éxito fue rápido e internet seguía creciendo exponencialmente. En pocos años se convirtió en la referencia del comercio electrónico.
En 1964, en Albuquerque, Nuevo México, una joven de 17 años llamada Jacklyn Gise dio a luz a un niño. Lo tuvo que criar sola, pues el padre los había abandonado. Al poco tiempo, esa joven contrajo matrimonio con Miguel Bezos, de origen cubano, y quien decide dar el apellido al pequeño Jeff.
La joven familia se establece en Houston, donde Jeff estudia ingeniería y trabaja para el gigante energético Enron. Aún en la escuela, los Bezos se mudan a Miami, y Jeff elige esta vez informática en la Universidad de Princeton. Tras graduarse consigue empleo en una empresa de fibra óptica, donde dura poco, pues pronto empaca maletas para irse a vivir al corazón financiero de Nueva York.
Pero en 1994, en medio de reportes financieros y documentos de inversión, Jeff encontró estadísticas sobre el uso de la reciente world wide web. Los datos hablaban de un crecimiento de 2,300% al mes en nuevos usuarios. Ahí, Bezos olió las posibilidades expansivas de la venta en línea, y comenzó a explorar las posibilidades empresariales de desarrollo de un negocio en internet. Tomó la decisión rápido. Empacó y decidió que era el momento de buscar capital para hacer realidad su idea de negocio.
En aquel año, Bezos creó una lista de 20 productos potenciales que podrían venderse bien en internet, entre éstos software, CD y libros. Después de revisar detalladamente la lista, se dio cuenta que los libros eran la mejor elección, pues existía una gran cantidad de títulos sin difusión. Bezos pensó, además, que las grandes cadenas de supermercados sólo podían abastecer unos pocos cientos de libros. Una fracción minúscula comparada con la que podría ofrecerse en línea. Fue así como encontró la llave de la puerta correcta y resolvió una necesidad existente. Bezos empacó junto con su mujer, MacKenzie, y su perro, Kamala (el nombre de un personaje de Star Trek), y se dirigió a Seattle.
Seattle era la ciudad ideal para su nuevo negocio, pues no sólo era el hogar de una enorme cantidad de talento tecnológico, sino que también estaba a unos pasos del almacén de la librería Ingram Book Group, situada en el estado de Oregon. Al llegar a Seattle, Jeff tenía un teléfono celular y un millón de dólares recaudados entre familiares y amigos. Bezos alquiló una casa en Seattle y estableció su negocio en el garaje.
Durante casi un año, Bezos y un pequeño grupo de empleados buscaron la manera de descifrar la logística para las entregas y de cómo hacer fácil la navegación en el proyecto llamado Amazon.com. Bezos no sólo quería comercializar libros; también buscaba crear una comunidad en torno de éstos, donde los lectores postearan reseñas y calificaran las obras. Una experiencia muy superior a la que se ofrece en una librería física.
Finalmente, en julio de 1995, Amazon.com abrió sus puertas virtuales bajo el slogan “La mayor tienda de libros de la Tierra”, con más de un millón de títulos para elegir. El éxito fue instantáneo. La mejor estrategia de marketing funcionaba: los usuarios lo recomendaban y los visitantes hacían de Amazon.com una experiencia única. Pronto, la gente estaba conectada con el proyecto, comprando, navegando y comentando. Además, los medios hablaban del exitoso proyecto y de cómo revolucionaba la naciente red de redes.
Ya para 1996, los pedidos superaban cualquier expectativa. Amazon.com habían pasado de cinco empleados en un garaje en 1994 a 100 trabajadores, con ventas anuales de 15.7 millones de dólares. Sólo tres años después, y cinco posteriores a su nacimiento, Amazon ya tenía operaciones, fuera de EU, en Gran Bretaña y Alemania, y facturaba más de 610 millones de dólares anuales.
La envidia y la competencia llegaron pronto. La mayor librería de EU, Barnes & Noble, no tardó en arremangarse la camisa y enfrentar a Amazon. Lanzó su sitio barnesandnoble.com para combatir al nuevo gigante que aseguraba ser “la librería más grande de la Tierra”. La batalla inició con un claro ganador: Jeff Bezos, pues mientras Barnes & Noble comenzaba con la venta de su catálogo de libros, Amazon ya iniciaba la expansión, con la venta de libros, juguetes, música, electrónica y mucho más. Alguien dijo, en aquellos años, que Barnes & Noble había querido apretar el cuello de un fantasma.
El lanzamiento de la tienda electrónica se vio completada con la idea de Bezos de que cada usuario llevara consigo su catálogo personal de libros. La idea cobró forma en noviembre de 2007 con el lanzamiento de Kindle, un dispositivo en blanco y negro, que simula inyección de tinta, de fácil lectura y de sobrio diseño. El aparato electrónico, opuesto al brillo y glamour del iPad, ofrece al usuario una conexión 3G permanente, para que éste pueda comprar en cualquier lugar y en cualquier momento.
Aunque no hay datos recientes, estimaciones de 2013 hablaban de que había 20 millones de Kindle activas en el mundo, las cuales generaban alrededor de 3.9 mil millones de dólares anuales.
Pero fue en 2009 cuando la confianza a las empresas puntocom regresó, y cuando Amazon se convirtió en líder del e-commerce en el mundo.
Ahora falta ver si Jeff Bezos mantiene el ritmo de innovación y expansión de su tienda en línea, o prefiere apostar por viajes al espacio, periódicos u otros negocios.
Fuente: Forbes
Ese mismo año dejó el mundo bursátil. Se enfiló hacia el sueño que tenía desde niño: crear un comercio minorista de productos electrónicos y de libros. Así fue que empezó con su propio negocio en la incipiente world wide web. El movimiento fue temerario y soñador: dejarlo todo para ir en busca de su idea. El éxito fue rápido e internet seguía creciendo exponencialmente. En pocos años se convirtió en la referencia del comercio electrónico.
La historia de Jeff
En 1964, en Albuquerque, Nuevo México, una joven de 17 años llamada Jacklyn Gise dio a luz a un niño. Lo tuvo que criar sola, pues el padre los había abandonado. Al poco tiempo, esa joven contrajo matrimonio con Miguel Bezos, de origen cubano, y quien decide dar el apellido al pequeño Jeff.
La joven familia se establece en Houston, donde Jeff estudia ingeniería y trabaja para el gigante energético Enron. Aún en la escuela, los Bezos se mudan a Miami, y Jeff elige esta vez informática en la Universidad de Princeton. Tras graduarse consigue empleo en una empresa de fibra óptica, donde dura poco, pues pronto empaca maletas para irse a vivir al corazón financiero de Nueva York.
Pero en 1994, en medio de reportes financieros y documentos de inversión, Jeff encontró estadísticas sobre el uso de la reciente world wide web. Los datos hablaban de un crecimiento de 2,300% al mes en nuevos usuarios. Ahí, Bezos olió las posibilidades expansivas de la venta en línea, y comenzó a explorar las posibilidades empresariales de desarrollo de un negocio en internet. Tomó la decisión rápido. Empacó y decidió que era el momento de buscar capital para hacer realidad su idea de negocio.
En aquel año, Bezos creó una lista de 20 productos potenciales que podrían venderse bien en internet, entre éstos software, CD y libros. Después de revisar detalladamente la lista, se dio cuenta que los libros eran la mejor elección, pues existía una gran cantidad de títulos sin difusión. Bezos pensó, además, que las grandes cadenas de supermercados sólo podían abastecer unos pocos cientos de libros. Una fracción minúscula comparada con la que podría ofrecerse en línea. Fue así como encontró la llave de la puerta correcta y resolvió una necesidad existente. Bezos empacó junto con su mujer, MacKenzie, y su perro, Kamala (el nombre de un personaje de Star Trek), y se dirigió a Seattle.
Seattle era la ciudad ideal para su nuevo negocio, pues no sólo era el hogar de una enorme cantidad de talento tecnológico, sino que también estaba a unos pasos del almacén de la librería Ingram Book Group, situada en el estado de Oregon. Al llegar a Seattle, Jeff tenía un teléfono celular y un millón de dólares recaudados entre familiares y amigos. Bezos alquiló una casa en Seattle y estableció su negocio en el garaje.
Durante casi un año, Bezos y un pequeño grupo de empleados buscaron la manera de descifrar la logística para las entregas y de cómo hacer fácil la navegación en el proyecto llamado Amazon.com. Bezos no sólo quería comercializar libros; también buscaba crear una comunidad en torno de éstos, donde los lectores postearan reseñas y calificaran las obras. Una experiencia muy superior a la que se ofrece en una librería física.
Finalmente, en julio de 1995, Amazon.com abrió sus puertas virtuales bajo el slogan “La mayor tienda de libros de la Tierra”, con más de un millón de títulos para elegir. El éxito fue instantáneo. La mejor estrategia de marketing funcionaba: los usuarios lo recomendaban y los visitantes hacían de Amazon.com una experiencia única. Pronto, la gente estaba conectada con el proyecto, comprando, navegando y comentando. Además, los medios hablaban del exitoso proyecto y de cómo revolucionaba la naciente red de redes.
Ya para 1996, los pedidos superaban cualquier expectativa. Amazon.com habían pasado de cinco empleados en un garaje en 1994 a 100 trabajadores, con ventas anuales de 15.7 millones de dólares. Sólo tres años después, y cinco posteriores a su nacimiento, Amazon ya tenía operaciones, fuera de EU, en Gran Bretaña y Alemania, y facturaba más de 610 millones de dólares anuales.
La envidia y la competencia llegaron pronto. La mayor librería de EU, Barnes & Noble, no tardó en arremangarse la camisa y enfrentar a Amazon. Lanzó su sitio barnesandnoble.com para combatir al nuevo gigante que aseguraba ser “la librería más grande de la Tierra”. La batalla inició con un claro ganador: Jeff Bezos, pues mientras Barnes & Noble comenzaba con la venta de su catálogo de libros, Amazon ya iniciaba la expansión, con la venta de libros, juguetes, música, electrónica y mucho más. Alguien dijo, en aquellos años, que Barnes & Noble había querido apretar el cuello de un fantasma.
La tienda móvil
El lanzamiento de la tienda electrónica se vio completada con la idea de Bezos de que cada usuario llevara consigo su catálogo personal de libros. La idea cobró forma en noviembre de 2007 con el lanzamiento de Kindle, un dispositivo en blanco y negro, que simula inyección de tinta, de fácil lectura y de sobrio diseño. El aparato electrónico, opuesto al brillo y glamour del iPad, ofrece al usuario una conexión 3G permanente, para que éste pueda comprar en cualquier lugar y en cualquier momento.
Aunque no hay datos recientes, estimaciones de 2013 hablaban de que había 20 millones de Kindle activas en el mundo, las cuales generaban alrededor de 3.9 mil millones de dólares anuales.
Pero fue en 2009 cuando la confianza a las empresas puntocom regresó, y cuando Amazon se convirtió en líder del e-commerce en el mundo.
Ahora falta ver si Jeff Bezos mantiene el ritmo de innovación y expansión de su tienda en línea, o prefiere apostar por viajes al espacio, periódicos u otros negocios.
Fuente: Forbes