Las amistades de Facebook son falsas, según un estudio
La ostentación de las amistades se volvió a lo largo de los últimos tiempos en algo habitual del comportamiento de muchos jóvenes en las redes sociales. Tener cientos o miles de amigos en Facebook es motivo como para que algunos se vanaglorien de su condición de populares o referentes sociales. Sin embargo, la ciencia les acaba de demostrar que a la mayoría de los amigos de Facebook no les importa mucho la vida de uno y ni siquiera son capaces de empatizar con los problemas propios.
Un vasto estudio conducido por Robin Dunbar, antropólogo y profesor de psicología evolutiva en la Universidad de Oxford, reveló que cada individuo promedia unos 155 amigos en la red social, de los cuales sólo cuatro de ellos podrían demostrar una empatía incondicional ante cualquier suceso inesperado y desagradable que a uno le toque vivir.
"Hay una restricción cognitiva en el mundo de las redes sociales que ni siquiera las grandes ventajas de la comunicación online pudieron superar. En términos prácticos, se puede decir que las relaciones reales, las verdaderas, requieren al menos algún momento de interacción cara a cara para poder mantenerlas", explicó Dunbar.
El especialista
Dunbar lleva décadas estudiando las relaciones humanas. De hecho, se convirtió en una eminencia a la hora de análisis antropológicos sobre las amistades humanas.
El británico saltó a la "fama" de la ciencia gracias al establecimiento del llamado "Número Dunbar". Este concepto surgió a raíz de un análisis del científico sobre el tamaño del cerebro de los primates y el número de sujetos que incluyen en su círculo social. A mayor tamaño era el grupo social, más grande era el tamaño del cerebro de los sujetos. Esa teoría fue denominada "la hipótesis sobre la inteligencia maquiavélica".
Dunbar reinterpretó el método de los primates a los humanos en la sociedad moderna y definió finalmente que el grupo social completo de una persona es de 150 amigos. Ese es el famoso denominado "número Dunbar".
De esa cifra general, es posible empezar a discriminar los subgrupos: 150 personas integran el grupo de los llamados "amigos casuales". Luego, el número se reduce a 50, cuando se refiere a "amigos cercanos". Luego, la cifra se reduce a 15, y representa a aquellos con los que uno empatizaría en casi todos los aspectos. Y finalmente el círculo se reduce a cinco, los mejores amigos, los que están todo el tiempo y para lo que se necesite.
Paradójicamente, las cifras reinterpretadas en el mundo Facebook respetaron muchísimo los patrones de la investigación sobre el "número Dunbar", realizada a inicios de 1990.
"No hay que confundirse, lo que Facebook ha hecho con las amistades fue maravilloso. Permitió a la gente que pueda seguir el rastro de otras personas a las que habría olvidado por completo con el paso del tiempo. Eso muy valorable", explicó Dunbar.
Sin embargo, el propio antropólogo trazó diferencias claras entre los dos tipos de amistades: con las redes sociales, se comparte diversión, uno ve que todos los amigos se entretuvieron con el mismo video de un gato en Youtube, sin embargo "hay una pérdida en la sincronía de las experiencias compartidas". Ese aspecto sólo se nutre mediante las relaciones cara a cara.
Las relaciones cara a cara registran una "sincronía de las experiencias compartidas", ausente en las amistad online
Las amistades verdaderas
Dunbar realizó cientos de entrevistas a participantes cotidianos de Facebook y los protagonistas revelaron que sólo el 27% de todos sus contactos de la red social eran considerados reales amigos.
El porcentaje es muy similar al de las relaciones sociales que uno construye en el ámbito laboral: casi tres de cada diez compañeros de oficina pueden ser considerados amigos.
El estudio reveló también que las mujeres suelen tener más amigos que los hombres en Facebook, 166 comparado con los 145 contactos masculinos.
"El hecho de que las redes sociales no parezcan ser utilizadas para ampliar el círculo social real de las personas sugiere que su función exclusiva es evitar que las relaciones desaparezcan ante una ausencia profunda de contactos cara a cara. Es como un mecanismo de defensa", analizó Dunbar.
Informe: Infobae